Futurología: ¿Podemos adelantarnos a lo que se viene?
Durante milenios, gobernantes y estrategas han buscado la manera de conocer el futuro para poder tomar decisiones acertadas en momentos clave como batallas o procesos de conquista. Dentro del círculo cercano de estos hombres y mujeres poderosos, se encontraban personajes que aducían poder predecir el futuro: oráculos, viejos sabios, hombres de magia. Sus métodos solían asociarse más a lo oculto y lo desconocido que a información confiable, por lo que a menudo sus predicciones no se cumplían y llevaban al fracaso a los gobernantes.
Justamente, con el pasar del tiempo aquella necesidad de querer conocer el futuro ha seguido existiendo, especialmente a nivel empresarial. Tomadores de decisión, gerentes y directivos necesitan saber si su organización está moviéndose en la dirección correcta respecto al mercado y la economía. Conocer más sobre el futuro les permitiría apuntar de manera efectiva y mejorar sus oportunidades de éxito comercial.
Es aquí donde entra en juego la futurología. Para muchos, el término “futurología” es nuevo, y suele ser asociado a alguna clase de pseudociencia de poca credibilidad. Sin embargo, la futurología no tiene mucha relación con aquellos oráculos del pasado, ya que no se trata de adivinar lo que va a pasar en el futuro, sino de recabar información relevante para determinar patrones de comportamiento de los mercados y así lograr identificar tendencias que influirán en los consumidores en el corto y mediano plazo.
Según Wikipedia, la futurología es una disciplina que busca un entendimiento sistémico basado en el reconocimiento de patrones en el pasado y el presente para determinar la posibilidad de futuros eventos y tendencias.
¿Por qué es tan relevante la futurología en nuestros días?
Principalmente porque vivimos en una era donde la información está siendo recolectada en gigantescos volúmenes y nuestra capacidad de análisis de esta información ha sido potenciada por la tecnología. Ahora es posible conocer lo que pasa en los mercados del mundo entero en tiempo real e interpretar esa data en un mínimo de tiempo para poder identificar patrones y tendencias que pueden afectar a nuestros productos y servicios.
Es así que, cuando hablamos de innovación corporativa, forzosamente debemos incluir la futurología como un elemento clave, ya que sin una clara percepción de hacia dónde se dirige el mercado, es poco probable que logremos crear esos productos y servicios que calcen con estas nuevas realidades.
Megatendencias: ¿a dónde va el mundo?
Revisemos algunos patrones de comportamiento y tendencias del mercado que han tomado mucha forma y que seguirán creciendo:
El Súper Consumidor
La relación empresa-consumidor ha evolucionado de manera exponencial durante los últimos años y esta tendencia se mantiene con muchísima fuerza. Varios factores tienen incidencia: mayor acceso a tecnología de parte del consumidor, una creciente necesidad de información respecto al producto/servicio y la empresa, la exigencia de transparencia y consumo responsable, entre otros.
El nuevo consumidor busca experiencias nuevas y personalizadas, exige inmediatez en la resolución de sus inquietudes y requiere que las marcas respondan a sus intereses como individuos. Aquí entran en juego una serie de nuevas tecnologías y metodologías: inteligencia artificial, big data, diseño centrado en el usuario, CX (customer experience), etc.
Los nuevos canales de consumo, como los que brinda el comercio electrónico, implican mayores retos al momento de fidelizar a nuestros consumidores, ya que les resulta muy fácil navegar entre diferentes tiendas y marcas desde la palma de su mano. Finalmente, los tiempos de respuesta hacia estos super consumidores exigen mayor dinamismo y tecnificación en los procesos de logística y cadena de suministro.
Urbanización
Mientras hoy en día 5 de cada 10 habitantes del planeta viven dentro de una ciudad, para el 2050 se calcula que lo harán 7 de cada 10 personas. Esto genera nuevas oportunidades y nuevas tareas a resolver en temas de movilidad, seguridad, contaminación, acceso a alimentos y agua, conectividad, entre otros. Adicionalmente nos enfrentaremos a poblaciones cada día más viejas, especialmente en Occidente, ya que junto al desarrollo económico viene un decrecimiento de la tasa de natalidad.
Aquí se presentan importantes oportunidades para las soluciones de compra en línea, distribución de última milla, construcción de viviendas amigables con el ambiente, domótica, teletrabajo, asistencia a adultos mayores y entretenimiento, por mencionar unas cuántas. Dentro de este fenómeno también veremos escenarios muy distintos entre las megaciudades y las ciudades medianas, cada uno con necesidades particulares y oportunidades similares para las empresas.
Salud 2.0
A medida que la pobreza extrema va desapareciendo del planeta, una clase media robusta va invadiendo los mercados, exigiendo mejor calidad de vida. Si tomamos en cuenta el envejecimiento continuo de la población, incluso en Latinoamérica dónde tendremos 120 millones de adultos mayores para el 2030, tenemos varios factores para impulsar la industria de la salud con urgencia.
El peso de la salud pública sobre los estados será un factor determinante en las economías locales, razón por la cual veremos cómo la tecnología se involucra de manera más íntima con la prestación de mejores servicios de salud: medicina predictiva, algoritmos de inteligencia artificial para la identificación temprana de enfermedades inhabilitantes, telemedicina, interacciones médico-paciente por medios móviles, crecimiento de los wearables como dispositivos de registro de salud en tiempo real, etc.
En el campo de la investigación médica veremos grandes avances en la mejora genética para dar paso a super humanos: más resistentes a enfermedades, más fuertes e incluso conectados a la tecnología mediante tendencias como la cibernética.
¿Qué significa esto para la empresa?
Estas son apenas unas cuantas de las megatendencias que están redefiniendo el mercado a nivel global. Conocer de las mismas es apenas el primer paso para poder aprovecharnos y “montarnos en la ola antes de que nos pase por encima”.
Lo siguiente que debemos hacer, después de identificar hacia dónde va el mercado y nuestros consumidores, es entender cómo podemos resolver sus necesidades presentes y futuras con nuestro offering actual. Debemos revisar nuestro portafolio de productos y servicios para analizar de manera franca si estamos preparados para enfrentar los nuevos escenarios o si debemos replantearlo. Este ejercicio puede implicar revisar también la estrategia de negocios desde su core y tomar las medidas pertinentes si llega a ser necesario un nuevo modelo de negocio o de operación.
Es preciso aquí acotar que un proceso de cambio o innovación no puede venir únicamente de la implementación de nuevas tecnologías para la empresa. Ésa suele ser la primera acepción de la tan mentada Transformación Digital, sin embargo no podemos dejar de lado un reajuste de mentalidad dentro de toda la organización que nos mueva a innovar y a replantearnos el por qué hacemos lo que hacemos y el cómo lo hacemos. Es decir, sin Transformación Cultural no puede existir Transformación Digital dentro de la empresa.
Aquí el liderazgo juega un rol importantísimo al momento de implementar un sistema de innovación que alinee a la empresa con los nuevos futuros posibles. A menudo vemos cómo muchas empresas pretenden innovar mediante orden ejecutiva, con poco o ningún involucramiento de los altos ejecutivos. Ése es un camino destinado al fracaso, ya que la verdadera innovación debe ser apadrinada por los líderes de la empresa, quienes deben participar de manera activa y tomar riesgos junto a sus equipos de trabajo.
Y aunque no es necesario que los directivos de una empresa sean quienes encabecen el proceso de innovación, es importante que inviertan una parte importante de su tiempo y actividades para trabajar de la mano con un equipo dedicado a la gestión de la innovación de la organización. Es aquí donde sigue siendo válida una íntima relación del oráculo con el rey guerrero de otras épocas: deben trabar una relación cercana para trabajar juntos en la construcción de ése futuro deseable.
El mundo está cambiando, ésa es una realidad innegable. Este cambio es además acelerado y pone mucha presión sobre la empresa para poder adaptarse de manera exitosa. Si sumamos a este contexto nuestras economías deprimidas, la hiper regulación jurídica y los altos riesgos financieros, fácilmente podríamos sentirnos descorazonados para continuar con nuestras empresas. El único camino para sobrevivir y florecer aún a pesar de las condiciones adversas es el de la innovación, pero no como un slogan o un mero sticker en las paredes de la empresa, sino como parte integral del ADN de nuestra organización. Aquellas empresas que fortalecen sus capacidades para innovar y que mantienen la mirada fija en los diferentes futuros que se van desarrollando frente a ellas, son las que liderarán los mercados en el presente y en el futuro.
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