El juego de la manipulación
En ciertas ocasiones, nosotros manipulamos y nos dejamos manipular por otros en nuestro día a día, sea los padres, la pareja, los amigos o los compañeros de trabajo. Incluso, cuando somos niños este es un comportamiento muy frecuente.
Para darnos cuenta de que estamos ejerciendo o permitiendo estas actitudes es necesario identificar que la manipulación se manifiesta en todas aquellas acciones en las que se quiere someter a otros a deseos propios, controlando, ejerciendo poder. Alcanzando el abuso y rebajando al otro a nivel de objeto.
Es importante decir que hay maneras distintas de manipular, desde las más sutiles e imperceptibles, hasta las más directas y agresivas.
Nuestros sentimientos
Algunas personas logran reaccionar ante aquellas formas de manipulación que los ponen en desventaja. Hay otros que inmiscuidos en la relación no notan que están siendo controlados.
Una de las formas para saber con seguridad si lo están manipulando, es la de revisar sus sentimientos en relación con dichas personas o con las situaciones a las que se exponga, que van desde la timidez, disgusto, culpa, humillación, inseguridad, miedo e insatisfacción propia.
Cuando estamos siendo manipulados, generalmente, terminamos haciendo algo que al principio no queríamos, pasando muchas veces por alto nuestros ideales. No hay que confundirlo, muchas personas intentan motivarnos para nuestro bien, pero es muy distinto dejar que nos influencien para hacer algo en lo que somos los menos beneficiados, permitiendo que se aprovechen de nosotros.
Es posible una manipulación entre iguales, típicamente ésta genera o presupone una asimetría en la distribución y manejo del poder, es decir, debe alterar las dependencias, buscar una relación nueva o más equilibrada entre las partes. Simplemente buscar los recursos de poder y circunstancias más favorables para la satisfacción de nuestras necesidades e intereses.
Características de los manipuladores
Lo que en el fondo ocurre es que los manipuladores son inseguros, con un pobre concepto de sí mismos, inmaduros, crean obstáculos en sus habilidades sociales. A través del control y chantaje emocional desean sentirse seguros, vencedores y valorizados, compensando de esta manera su inestabilidad emotiva.
Tienen que hacer un esfuerzo especial para descubrir la simulación, buscar medios de denuncia o resistencia apropiados y rebelarse finalmente, a fin de enderezar los asuntos hacia su beneficio.
Los manipuladores toman el rol de víctimas, con el fin de manipular y lograr que se haga su voluntad. Por ejemplo, en un entorno familiar, la pareja y la suegra. La suegra quiere ejercer con la nuera el mismo control que había tenido toda la vida con su hijo, así opta por tomar su papel de víctima, llorando frente a su hijo y haciendo comentarios sobre el supuesto mal trato recibido por parte de la esposa. Mucha atención, pues estas actitudes pueden causar conflictos entre la pareja y en ocasiones, hasta la separación.
Otro ejemplo, en una empresa. El jefe indica el trabajo que corresponde a su subalterno, además le delega funciones que no le conciernen. Al parecer es muy autoritario, grosero, mal humorado e insinúa que puede despedirlo, por ende el subalterno no se atreve a contradecirlo. El jefe cumple su objetivo ridiculizándolo, minimizando su labor, en definitiva manipulándolo con agresión verbal.
Cuidado, la empresa puede estar llena de empleados que no producen, que no participan, que no toman decisiones para atraer mejores resultados a la organización.
¿Qué hacer? En estos dos casos hay que considerar que las cosas serían mejores si el empleado comunicara sus sentimientos con su jefe y en los momentos que sienta violada su integridad, no acceda a dichos requerimientos. Por otro lado, la nuera deberá mostrar serenidad ante las acusaciones hechas, mencionar que le tiene aprecio a su suegra como persona, y que son las acciones de ella las que le quitan autoridad en su casa.
Defienda su punto de vista sin necesidad de enfrentamientos.
Si considera que es muy débil para modificar, cambiar o cortar con una situación así, pida ayuda sea esta psicológica o legal, si no lo hace, usted seguirá perdiendo.
No es fácil cambiar situaciones y peor hacer que el otro cambie, pues a menos que “yo” quiera, no lo lograré. Lo que sí puede hacer es modificar la actitud frente a estas circunstancias que se le presentan. Además, debe tener claro que todos, de alguna forma, podemos estar cometiendo estos errores sin el ánimo de hacer mal a nadie, pues es un comportamiento tan enraizado que hasta cierto punto se lo vive inconscientemente.
Para detectar la manipulación y saber quién le manipula debe analizar lo que siente cuando está con esa otra persona. Una relación normal no debe producirle emociones negativas.
Dejar de manipular o que le manipulen
¿Quién manipula?, el que quiere vencernos sin convencernos, seducirnos para que aceptemos lo que nos ofrece sin darnos razones, quien no habla a nuestra inteligencia y no respeta nuestra libertad.
Manipular equivale a manejar. De por sí, únicamente son susceptibles de manejo los objetos. Un bolígrafo puedo utilizarlo para mis fines, cuidarlo, canjearlo, desecharlo. Estoy en mi derecho, porque se trata de un objeto. Manipular es tratar a una persona o grupo de personas como si fueran objetos, a fin de dominarlos fácilmente. Esa forma de trato significa un rebajamiento de nivel, un envilecimiento.
Esta reducción ilegítima de las personas a objetos es la meta del sadismo. Ser sádico no significa ser cruel, como a menudo se piensa. Implica tratar a una persona de tal manera que se la rebaja de condición a través de la crueldad o de la ternura erótica. Cuando, en tiempos recientes, se introducía a un grupo numeroso de prisioneros en un vagón de tren como si fueran paquetes, y se los hacía viajar así durante días y noches, no se intentaba tanto hacerles sufrir cuanto envilecerlos. Al ser tratados como meros objetos, en condiciones infrahumanas, acababan considerándose unos a otros como seres abyectos y repelentes. Tal consideración les impedía unirse entre sí y formar estructuras sólidas que pudieran generar una actitud de resistencia. Reducir una persona a condición de objeto para dominarla sin restricciones es una práctica manipuladora sádica.
Lo ideal es tener en mente que no necesita utilizar a otros para obtener lo que desea, y sí ser autónomo. Estas acciones negativas pueden dar resultado por un tiempo, solo que a la larga, lo único que se consigue es el rechazo, el resentimiento y muy malas consecuencias.
Atrévase a arriesgar más, no pasa nada si son dos quienes dan de sí y reciben por igual.
No hay víctimas o reos en este juego. En una relación de desventaja, actúe rápidamente y no permita que lo sigan manipulando, por eso fortalezca su interior, el principal blanco de los manipuladores es la autoestima.
En todo momento es importante que comunique cuáles son sus sentimientos, de tal forma que equilibre la situación y tenga en consideración que no será fácil que logre rápidamente la transformación del otro, por lo que deberá ser persistente.
¿Cómo se manipula?
El lenguaje es la mayor dádiva que posee el hombre y la más arriesgada. Lo primordial es saber cómo manipular al otro, sin perjuicios, con este don que es ambivalente: sensible o cruel, cordial o displicente, puede sembrar la verdad o la mentira.
Para comprender el poder seductor del lenguaje nos conviene estudiar cuatro puntos: las palabras limitantes, los esquemas mentales, los planteamientos y los procedimientos.
El lenguaje crea palabras y por varias épocas algunas de ellas se cargan de una influencia limitante. Las palabras que censuran, que se oponen a libertad, independencia, autonomía; al introducirlas en un discurso, quien escucha queda intimidado, no ejerce su poder crítico y acepta ingenuamente lo que se le proponga.
Si queremos de verdad ser libres interiormente, debemos perder el miedo al lenguaje manipulador y matizar el sentido de las palabras.
Del mal uso de las palabras se deriva una interpretación errónea de los esquemas mentales. Cuando pensamos, hablamos y escribimos, estamos siendo guiados por ciertos pares de términos: libertad-norma, dentro-fuera, autonomía-heteronimia.
Si pensamos que estos esquemas son dilemas, de forma que debemos escoger entre uno u otro de los términos que los constituyen, no podremos realizar en la vida ninguna actividad creativa.
Por ejemplo: sus padres le piden que haga algo y usted obedece forzado, por lo tanto no actúa autónomamente. Si, percibe el valor de lo que se le sugiere y lo asume como propio, esa actuación suya es a la vez autónoma y heterónoma, porque es creativa.
Con las palabras se plantean las grandes cuestiones de la vida. Desde niños deberíamos estar acostumbrados a discernir cuándo un planteamiento es auténtico y cuándo es falso.
Los procedimientos estratégicos son medios por los cuales aumentamos una verdad para convencer al otro. Por ejemplo: en vez de decir que dos personas han dicho algo, indico que lo dice la gente. Paso del singular al colectivo y con ello infundo miedo a esa persona, no sabe qué hacer, y va a tomar medidas.
En conclusión, la práctica de la manipulación altera la salud espiritual de las personas y de los grupos, entonces un correctivo a la manipulación será necesario, para esto basta:
- Estar alerta, conocer las artimañas de la manipulación.
- Saber utilizar el lenguaje con precisión.
- Plantear bien las cuestiones.
- Cultivar el arte de pensar con tenacidad.
- Vivir creativamente.
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